Las aplicaciones de los SIG en la salud pública, como la gestión de recursos sanitarios, logística o análisis de enfermedades para la optimización de recursos humanos y estudios epidemiológicos es una de las temáticas menos conocidas pero más extendidas dentro de los Sistemas de Información Geográficas. ¿Para qué se utilizan los SIG dentro de la sanidad y la salud pública? ¿Qué herramientas utilizar?
La base de todo SIG permite la representación de la información a través de mapas. Este es uno de los terrenos más básicos dentro de la sanidad y la salud. Sencillas representaciones de datos como la distribución de enfermedades o la localización de centros de salud pudieran ser algunos de los ejemplos. Gracias a visores cartográficos y representaciones interactivas, los datos sanitarios pasan de ser algo fijo a mostrar información dinámica, tanto informativa como divulgativamente.
Así se comportaban los usuarios de Twitter cuando el Ébola no era más que una enfermedad sin importancia propia de países subdesarrollados. Una vez que saltaron los primeros casos de Ébola a los países desarrollados (octubre de 2014) Twitter mostró un auténtico hervidero de pánico ante la problemática. Un claro ejemplo podemos verlo, a través de los visores de Carto, con la representación de los tweets en los que la palabra “Ébola” está presente . El 1 de Octubre de 2014 cambió la percepción social ante esta enfermedad a nivel mundial.
Estos visores no son los únicos que permiten conocer información sanitaria. HealthMap es uno de los múltiples visores cartográficos especializados en la representación de la localización de enfermedades por la geografía terrestre. Enfermedades, especies o portadores son algunos de los datos a consultar de manera online desde este visor.
Sin embargo, ¿podemos ir más allá de estas sencillas representaciones? ¿Qué recursos podemos emplear para gestionar la salud pública? Los Sistemas de Información Geográfica permiten aplicar análisis espaciales, análisis de redes, análisis estadísticos o cruces de información para dar resultados sobre zonas potenciales donde localizar focos de enfermedades, mecanismos de dispersión de enfermedades, áreas de salud mínimas para abastecer poblaciones o identificar rutas óptimas para el traslado de pacientes de manera rápida y segura.
Otra de las aplicaciones de los SIG en la salud pública es el álgebra de mapas, uno de los recursos más recurrentes en este ámbito. La combinación de variables territoriales como la edad, la educación o la proximidad a lugares de interés (polígonos industriales, vertederos, incineradoras…) permite obtener lugares propicios para que se desarrolle un acontecimiento. Así, por ejemplo, podemos ver un sencillo caso a través del cual identificar factores de riesgo de prolifereación de ratas en la ciudad de Madrid (Identificación y cartografiado de factores de riesgo en la proliferación de rata de alcantarilla (Rattus norvegicus) en medio urbano). Variables basadas en la presencia de alcantarillados sucios y en malas condiciones, solares, comederos de gatos, o mercados pueden ayudar a localizar los focos más propicios donde surja esta plaga y actuar en consecuencia.
El análisis de la morfología del territorio y la manera en la que la contaminación se dispersa también puede ser utilizada para advertir las vías de movimiento de un tóxico. Así, por ejemplo, la dispersión de un contaminante disuelto en una red de alcantarillado o directamente sobre el medio natural, puede ser determinada con ayuda de análisis de redes con herramientas como Arc Hydro Tools. Analizando las variaciones altitudinales del territorio y las direcciones que adoptan los flujos de las masas de agua, podremos construir una red geométrica en la que visualizar la dispersión de un contaminante de forma análoga en la red hídrica. Gracias a ello podremos plantear sistemas de vigilancia entre cuencas o límites administrativos (municipios, provincias, comarcas, comunidades autónomas, países…) para identificar los puntos de análisis de muestras de agua.
El estudio, caso a caso, de personas infectadas por un virus, puede ser llevado a cabo mediante el seguimiento de los lugares territoriales por los que los pacientes infectados se movilizaron. Una aplicación de ello podemos encontrarla con los análisis de redes. Herramientas como Network Analyst permite identificar focos de infección y ver la relación entre infectados y no infectados ayudándonos a desarrollar una red potencial de dispersión de los virus debido al contacto entre personas (nodos). Cada punto de conexión entre infectados y no infectados comienza a ser analizado para tratar de trazar las rutas de dispersión potencial de virus. Casos de Legionella pueden ser tratados con este tipo de análisis.
Las nuevas tecnologías y sus aplicaciones en los Sistemas de Información Geográfica también permiten gestionar los recursos de una manera más rápida y factible. Así, por ejemplo, el uso de la tecnología de los drones nos ayuda a realizar una evaluación de los riesgos y pérdidas ante catástrofes naturales o riesgos ambientales.
La toma de imágenes es una de las opciones que ofrecen los vehículos aéreos no tripulados pudiendo realizar nuevos mosaicos aéreos a través de las cuales localizar elementos espaciales, analizar daños o localizar personas afectadas.
Pero el uso de los drones no sólo nos ayuda en estas situaciones. Programar vuelos para la toma de muestras de agua puede resultar de interés en caso de querer acceder a zonas de difícil acceso. Los tóxicos o contaminantes pueden ser analizados de manera inmediata con drones como Co-Aerial Ecologist, un sencillo dron capacitado para tomar muestras en agua. Este modelo ha sido diseñado por la Universidad de Nebraska-Lincoln y California-Berkeley.
En otras ocasiones, los drones pueden sustituir la presencia del hombre y medios de transporte para hacer llegar medicamentos y aparataje médico a zonas aisladas mediante vuelos controlados. Ejemplo de ello lo encontramos con drones dotados de chalecos salvavidas, cargados de medicación o dotados de desfribriladores.
La divulgación de la salud y la sanidad también puede encontrarse apoyada por el uso de los Sistemas de Información Geográfica de las Redes Sociales. Estas redes pueden actuar como expositores de la información sanitaria a través de visores cartográficos o plataformas en las que documentar la información de manera inmediata y dispersar la información a cualquier parte de la tierra. Herramientas como Google Earth han servido para rastrear la fiebre tifoidea. En otros casos, el gran Big Data de Internet ha servido para realizar mapas de distribución de enfermedades como la Gripe A. Los periodos de inactividad de twitteros o las búsquedas en Google sobre esta enfermedad han dejado un rastro asociado a usuarios afectados por la enfermedad, consiguiendo mapas bastante precisos sobre la distribución de la enfermedad.
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