Igual crees que la simbología de colores de tus mapas es cuestión de gustos o de herramientas de diseño. Si piensas así, podemos concluir que tus mapas son visualmente pésimos. Y lo cierto es que, aunque esto es influyente… la esencia de una buena simbología no está en los gustos estéticos sino en la distribución de los datos de tus capas. Bajo la distribución de los datos de tu cartografía deberías recurrir a una trama u otra para una correcta simbolización de los colores. Atento que aquí tienes la manera de identificar cual es la mejor simbología de colores para representar tus datos y no meter la pata.
Lo primero es desentenderse de gustos y preferencias de colores. Eso queda para el final. Antes de simbolizar una capa ojea la manera en la que se distribuyen los valores de tus datos o como se agrupan al emplear clases específicas (cuartiles, percentiles, desviación estándar…).
Si identificas el patrón de distribución de tus datos podrás asignar un patrón de rampeado o clases de colores para representar correctamente el abanico de datos disponibles y que valores concretos e importantes no queden enmascarados. Si tus paletas colorean datos que siguen un patrón de valores determinado… entonces tu paleta también debería seguir el mismo patrón con los colores.
Los valores de las entidades vectoriales o los píxel se distribuyen generando un histograma. La mejor forma de representar tu simbología de colores es equiparar el histograma de datos al patrón de distribución de colores. En tu histograma existen valores que se repiten con más o menos frecuencia generando una curva en la que identificar la recurrencia de cada valor en el panorama global de datos. La forma de este histograma te ayudará a equiparar los niveles de corte de color para que, valores concretos, sean representados de manera concreta. En otras palabras, valores que se repitan de manera recurrente a lo largo del histograma tendrán más posibilidades de contar con un intervalo amplio de color. Valores que se repitan de manera excepcional serán claves para asignar un intervalo de color estrecho y poder realzarlo frente al resto (si realmente ese valor es importante oara tu).
Atento al siguiente mapa con valores de densidad demográfica. Paletas convencionales de colores mostrarán las zonas de mayor y menor densidad. Una simbología de colores adaptada a la distribución de valores hace que los datos sean visualizados e interpretados con mayor claridad.
¿Lo ponemos en práctica para que veas qué ocurre cuando asignas una simbología de color adecuada sobre un intervalo de valores particular? Imagina que estás representando los valores de concentración de un contaminante en una laguna a través de un archivo ráster. La mayoría de tus pixels presentarán el mismo valor (no hay contaminación en la laguna) mientras una parte mínima representativa de los datos reflejará valores altos de contaminación (localizados en un lugar concreto de la laguna). La representación de colores deberá estar acotada para realzar este sensible intervalo de valores tan poco comunes. La distribución de valores de pixel en un histograma con datos acotados y una simbología de color apropiada podría ser la siguiente.
Una simbología de degradados también podría ayudarte, aunque no realzaría con variedad de colores la zona afectada representando monótonamente la zona contaminada bajo un solo color o con un degradado cromático excesivamente pobre.
Imagina ahora otra situación en la que existen valores de datos relevantes en los extremos del histograma generando una forma de campana. Una simbología divergente te ayudaría a realzar estos valores dejando en un plano discreto los valores intermedios.
Lo mismo ocurriría a la inversa si tus valores clave se encuentran en el centro del histograma.
Supongamos ahora que tu histograma presenta la tradicional forma de campana desplazada hacia uno de los extremos. En este caso, una simbología mediante degradados convencionales podría ser apropiada intentando «estirar» el degradado de uno de los colores representados para identificar el grupo de valores que más se repite y poder acotar en color los valores menos recurrentes.
Algo similar podría ocurrir en una situación inversa donde los valores menos recurrentes se situarían en zonas delanteras del inicio del histograma y proximos a la zona central. Una rampa de colores de degradados en la que se incida sobre el intervalo menos recurrente realzará los valores en el repertorio cromático. Si la campana es excesivamente estrecha y te interesan los valores menos recurrentes, puedes volver a recurrir a la estrategia de representación del primer ejemplo incorporando un intervalo de colores estrecho seguido de una trama monocromática.
Si no existen grupos de valores representativos y tu histograma es plano y monótono lo mejor es evitar recurrir a degradados de color. En este caso, emplear un escueto grupo de colores permitirá asociar colores específicos a intervalos de valores.
Esta misma estrategia también puede servirte ante histogramas con forma de doble campana. En este caso puedes emplear secuencialmente dos grupos de valores de colores diferentes para intentar discriminar los dos planos del histograma como ocurre, por ejemplo, cuando se utilizan tramas de color para la representación de temperaturas extremas.
Valores de histograma escalonados pueden ser representados a través de un degradado de colores donde, la amplitud de cada color, se representa gradualmente en base a la recurrencia de valores que está representando.
Recuerda, antes de pensar en la manera en la que representas tu simbología de colores medita la manera en la que se distribuyen los valores. La relación entre distribución de colores y distribución de valores van de la mano para conseguir la mejor simbología de color en tu mapa.
Y aunque los colores son importantes en un mapa, no olvides que hay más elementos a considerar para acertar en la elaboración de un mapa. Desde esta entrada tienes un repertorio de trucos para conseguir acertar en tus mapas y representar los elementos de la manera más adecuada.