La rosa de los vientos en nuestros mapas

La rosa de los vientos, ese elemento gráfico que proporcionaba información en los mapas antiguos, los saturaba en tamaño y número de elementos y que, a fecha de hoy, ha quedado relegado a un simple símbolo para indicar el Norte de nuestros mapas. Aunque no lo parezca, en la heráldica de una rosa de los vientos hay historia y curiosidades.

Rosa de los vientos en el lago Maracabio

Aunque actualmente empleemos este elemento como referencia espacial del territorio, tiene orígenes astronómicos habiéndose utilizado para determinar la posición de los objetos empleando las estrellas como referencia. El planteamiento se extendió con la llegada de las expediciones náuticas, usando como elemento de referencia los vientos dominantes. Los origenes de la rosa de los vientos se vinculan a personajes como Plinio el viejo o Ramón Llull, un precursor en el uso de este particular elemento dentro de los mapas.

Curso de biodiversidad de especies

Sin embargo, si tenemos que atribuir un origen a la rosa de los vientos, la cultura china salta a la palestra con el empleo de herramientas análogas datadas con más de 2000 años antes de Cristo. Los antiguos adivinos chinos se servían de “brújulas” como el Ba-gua para atraer la buena suerte y predecir el futuro. Nuestro futuro podía ser predecido con nuestra posición. ¿Nunca te has parado a pensar que cuando haces un mapa  Feng Shui de energía en la distribución de las habituaciones de tu casa no haces otra cosa que utilizar referencias espaciales de puntos cardinales? Podemos ver sucedáneos de rosas de los vientos en mapas como el del controvertido mapa de Zheng He, al que se le atribuye la posibilidad de haber descubierto América antes de tiempo. Una rosa de los vientos no perceptible a los ojos debido a la influencia de nuestra cultura.

Zheng He disco de Bagua

 

La flor de lis: la que realmente marca el Norte

En la forma más básica de orientación territorial, se ha utilizado un elemento muy peculiar de representación del Norte: la flor de lis. Esta particular representación, fomentada por el navegante Flavio Gioja, ilustraba el punto cardinal de una manera tajante y sin necesidad de recurrir a la rosa de los vientos (aunque siempre van de la mano). Una referencia para datar la época de los mapas posterior al año 1300. Aunque no nos diéramos cuenta, encontramos la mítica flor de lis apuntando al norte en infinidad de mapas acompañado de las direcciones de la rosa de los vientos. En unas ocasiones de una manera descarada y poco común como el mapa de las provincias de Piru Chile, de Lucas de Quirós.

Rosa de los vientos en el mapa Piru Chile, de Lucas de Quirós

Otros, como Alonso Peres, también abusaron de la flor de lis dándole pesos pesasos frente a la rosa de los vientos en los mapas de su carta náutica atlántica de 1648.

Carta nautica de Alonso Peres

                                            

Los vientos

Lejos de la habitual interpretación de la flor de lis y la rosa de los vientos para indicar el Norte, este elemento es capaz de identificar hasta 32 rumbos mediante divisiones y subdivisiones que representan la dirección de los vientos siguiendo un fraccionamiento periódico en sentido de las agujas del reloj (el azimut de nuestro SIG). Una subdivisión que fue ampliada cuando navegantes pasaban de las habituales navegaciones locales a las expediciones atlánticas de amplio territorio espcial. Una necesidad para tener controlada hasta la mínima brizna de corrientes de aire y que en ocasiones eran representadas mediante ilustraciones. ¿Hacia dónde soplan las velas de los barcos del Atlas portulano? Hacia el Noreste.

Rosa de los vientos en el Atlas portulano

La primera división de la rosa de los vientos nos muestra las diferentes direcciones que puede tomar el viento vinculándolas a los tradicionales puntos cardinales separados por 90 grados: Norte, Sur, Este y Oeste. Sus vientos asociados son conocidos como Tramontana, Mediodía, Levante y Poniente. Cuatro componentes sencillas aunque raramente representadas de esta manera en mapas antiguos.

Una segunda división nos permite acceder a los rumbos laterales separados 45º entre sí:

  • Noreste (Gregario)
  • Sudeste (Siroco)
  • Suroeste (Lebeccio)
  • Noroeste (Mistral)

Una referencia para la designación de los vientos mediante las ocho divisiones resultantes la encontramos en grandioso Atlas Catalán de Abraham Cresques y Jafuda Cresques en 1375. Un atlas destinado a la descripción del mundo europeo al que se le atribuye la presencia de las primeras rosas de los vientos tal y como las conocemos actualmente. Una variante del pico del viento Tramontana nos identifica el Norte junto al resto de vientos dominantes.

Dirección de los vientos del Atlas Catalán de Abraham Cresques y Jafuda Cresques

Una tercera división mostrará los rumbos colaterales mediante divisiones de 22,5º entre sí:

  • Nornoreste
  • Estenoreste
  • Estesureste
  • Sursureste
  • Sursuroeste
  • Oestesuroeste
  • Oestenoroeste
  • Nornoroeste

La cuarta división permite dividir estos rumbos en otros tantos denominados rumbos co-colaterales hasta completar un total de 32 divisiones. Joan Martines empleó esta completa rosa de los vientos a lo largo de los mapas en el Atlas de Joan Martines en 1587 para representar la expedición de Fernando de Magallanes de 1520. La referencia al Norte queda integrado en el segundo disco a través de una picada principal junto al resto de vientos.

Atlas de Joan Martines

 

Lo que el ojo no ve

Nuestra rosa de los vientos asume el papel primordial en la dirección de los vientos dominantes. Unas veces de manera aislada y otras veces trazando guías de las trayectorias de los vientos extendiéndose por la totalidad de los mapas, como el famoso mapa misterioso de Piri Reis.

Rosa de los vientos de Piri Reis

En ocasiones, la rosa de los vientos ha sido mostrada descaradamente en los mapas hasta el punto de no darnos cuenta de ello por quedar escondida en ilustraciones y diseños. En este mapa de Joan Martines no verás una flor de lis ni verás una rosa de los vientos, pero verás a míticos querubines soplando desde diferentes ángulos que te ayudarán a saber la dirección de los vientos principales sin necesidad de recurrir a ningún elemento de referencia. Una técnica de abuso continuo en las cartas portulanas.

Mapas portulanos de Joan Martines

Una curiosa representación a través de figuras humanas que esconden la interpretación de los vientos dominantes y que no nos cansaremos de verlos una y otra vez en otros mapas como el mapa de la interpretación de la tierra desconocida de Ptolomeo.

Mapa de Ptolomeo   

De la discreción al descaro y la recreación

Quizá hemos pensado que la rosa de los vientos ha estado en nuestros mapas desde siempre, pero no todos los mapas han mostrado este elemento. Y aunque no referenciar nuestros mapas con un sencillo norte se considera un sacrilegio… pocos serían capaces de recriminar esta carencia al gran Gerardo Mercator. ¿Alguna vez te fijaste que la mayoría de los mapas de Mercator carecen de este elemento intentando realzar la posición frente la orientación? Pocos de sus mapas incluyen esta referencia salvo algunos de sus mapas mundi. Otro de los fanáticos que combinaba la rosa de los vientos con la flor de lis y cada uno de los vientos dominantes junto a cartelas, meridianos, formas geométricas, accidentes geográficos, ilustraciones y figuras mitológicas de todo tipo.

Rosa de los vientos de Mercator

No es de extrañar que la proyección de Mercator pese sobre nuestras cabezas. En sus mapas, la orientación mediante rosas de los vientos es secundaria cobrando importancia su obsesión por la geometría matemática y referenciando todo con unidades de medidas y referencias a meridianos. Bye, bye a la rosa de los vientos, ya no es necesario navegar con posición sino representar con precisión.

Mapas de Mercator

Si actualmente estamos acostumbrados a visualizar nuestros mapas a través de una sola rosa de los vientos, encontramos infinidad de mapas donde este elemento se encuentra replicado a lo largo de todo el territorio. Es el caso del Planisferio de Cantino, un particular mapa donde encontraremos la rosa de los vientos en el centro del mapa y múltiples rosas secundarias dispersas geométricamente cuya unión muestra dos círculos tangentes entre sí para formar el planisferio.

Planisferio de Cantino

Algunas cartas náuticas, como la del Mar Mediterráneo atribuida a Plácido Caloiro y Oliva llegan a mostrar 10 rosas de los vientos junto a dos medias rosas ilustradas con 32 rumbos y flor de lis. Una saturación de referencias que dista de los estilos actuales que empleamos para reflejar la orientación de nuestros mapas.

Mapa de Plácido Caloiro

El mapa de Plácido Caloiro y Oliva no es el que más descaro muestra dentro de la representación de la rosa de los vientos. El mapa de Teixeira ilustra, con 26 rosas de los vientos diferentes, incluyendo la flor de lis en algunas de ellas,  el mapa mundi al completo.

Mapa mundi de Teixeira con 26 rosas de los vientos

 

La actual rosa de los vientos

Cuando comparamos las minucias milimétricas de las infinitas rosas de los vientos que plagan mapas históricos y lo comparamos con los escuetos mapas de hoy en día sólo podemos decir una cosa respecto a ellos: ¿qué mierda es esta? Pasamos de recrearnos en la posición a dejar en manos de discretas rejillas de coordenadas la posición empleando conjuntamente una pequeña flecha apuntando “parriba” en el mejor de los casos. E aquí la evolución de las rosas de los vientos de hoy en día localizadas, cuando las hay, en una escondida esquina. Referencias frías, planas, sin color, discretas y sin dejar mucho a la imaginación. Plácido Caloiro debe estar retorciéndose en la tumba por nuestros cambios de costumbres maperas.

Simbología norte y rosa de los vientos en SIG

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