Si quieres elaborar mapas de riqueza de especies en QGIS para representar la distribución de la biodiversidad o cualquier otro ámbito ambiental, puedes recurrir a composiciones de cuadrículas o hexágonos que adviertan temáticamente del dato objeto de estudio. Puedes utilizar los mapas de riqueza para ilustrar registros de citas, número de especies, hotspots y hasta esfuerzos de análisis territorial en tus documentos técnicos y tesis sin tener que pedírmelos a mi 😉
Para trabajar mapas de riqueza de especies necesitarás partir de dos elementos clave:
- Mallas territoriales que actúen como elemento de gestión territorial en la representación de los datos. También puedes trabajar otras unidades de gestión territorial como términos municipales, cuencas, provincias, países o cualquier límite administrativo.
- Coordenadas de distribución de tus especies de flora y fauna o cualquier otro aspecto territorial vinculado con la biodiversidad.
Para crear tus propias mallas puedes utilizar el gestor de mallas de QGIS, pudiendo generar redes de cuadrículas, hexágonos o diamantes. Para gestionar datos de biodiversidad puedes recurrir a tus propios datos de campo o complementarlos con plataformas de organismos oficiales y ciencia ciudadana como el GBIF, iNaturalist, Natusfera, eBIRD…
Utilizando la red de cuadrículas y los datos de distribución podrás utilizar la herramienta Create grid de QGIS con la que parametrizar:
- La malla de representación de datos
- La distribución de citas
- El campo temático a través del cual contabilizar el número de registros únicos por cuadrícula.
La sistemática de análisis es similar a los tradicionales procesos de Spatial Join, solo que en esta ocasión contarás con la posibilidad de obtener el dato de riqueza por conteo total de elementos o por generalización de clases o tipologías contenidas en las tablas de atributos para evitar contabilizar especies de manera repetida.
Las representaciones a través de mapas de riqueza son una forma sencilla y directa de representar cómo se reparte la información en el territorio, de manera cuantitativa, y en base a unidades de gestión. Siempre que recurras a unidades de gestión homogéneas, como mallas de cuadrículas o mallas de hexágonos regulares, dispondrás de un valor de superficie constante que te permitirá trabajar índices o métricas de trabajo. Entre ellos, indicadores como número de trampas por cuadrícula, superficie de muestreo por cuadrícula, número de especies por cuadrícula, metros lineales de transecto y cuadrícula, número de técnicos por cuadrícula, o cualquier paja mental que quieras plantear en tus proyectos de conservación 😉