Los modelos de distribución potencial de especies son un buen recurso de gestión para la gestión y control de la biodiversidad. Pero no todo son modelos y resultados provenientes de las variables ambientales de análisis. Todo resultado proveniente de modelos de distribución potencial debería pasar por una segunda fase de análisis para garantizar la viabilidad de la especie en base a otros factores cartográficos, como la geometría de las zonas y la manera en la que se distribuyen.
Por norma general, los modelos de distribución potencial de especies se sirven de variables ambientales que ofrecen un atractivo a la especie o suponen un recurso fundamental para su reproducción, refugio y alimentación. Lejos de considerar únicamente estas necesidades biológicas, las especies también requieren de otros factores vinculados con análisis geométricos y análisis de proximidad. De nada te servirá tener el mayor hotspot de aptitud territorial para tu especie si no dispone de una superficie suficiente para su reproducción, la zona está sometida a presiones o si la especie no tiene posibilidad de movilizarse por el territorio por la presencia de barreras.
Análisis cartográficos adicionales a considerar en los mapas de distribución potencial de especies pueden centrarse en el nivel de aislamiento de los parches, su morfología y la capacidad de conexión biológica entre ellos. Algunos aspectos a incorporar en los resultados de un modelo inicial pueden basarse en:
- Cuantificación de la viabilidad de superficie de zonas de campeo
- Morfología adecuada para las zonas de campeo minimizando el efecto de borde
- Nivel de fragmentación de la zona de campeo
- Disponibilidad de hábitats que actúen como refugio y corredores de dispersión
- Evaluación de la localización de zonas específicas vinculados con fases biológicas (apareamiento, nidificación, migración)
- Análisis de barreras territoriales
Bajo estos factores, existen herramientas basadas en análisis de unidades de paisaje y conectividad ecológica que pueden ayudar a perfilar y localizar de manera más precisa las zonas potenciales de distribución, evaluar el nivel de aislamiento y optimizar el reparto de zonas territoriales utilizadas por la especie para cumplir partes de su ciclo biológico.
MORFOLOGÍA
Toda especie requiere de unos valores de superficie territorial mínimos para sobrevivir. Disponer de valores de superficie vinculadas a las áreas de campeo te ayudarán a segmentar el territorio para definir unidades mínimas de trabajo proyectando superficies jerárquicas e identificar teselas que permitan la supervivencia, reproducción y alimentación de los individuos. Herramientas de geometría, reclasificación o el tradicional álgebra de mapas de cualquier SIG de escritorio puede ayudarte a cuantificar y delimitar estas zonas.
FRAGMENTACIÓN
No te servirá de nada disponer de zonas optimas si el territorio se encuentra parcelado o recorrido por infraestructuras lineales que fragmenten el territorio y aumenten el efecto de borde de los hábitats. Una relación entre superficies y perímetros de parches puede darnos una visión del grado de fragmentación de las zonas de distribución y la exposición a predación o agentes adversos fuera de los límites de las teselas.
Herramientas como Fragstats, Landscape Ecology Statistics o FragScape son algunas de las opciones disponibles para analizar la manera en la que se distribuyen las manchas territorialmente.
CONECTIVIDAD DE ESPACIOS
Herramientas basadas en corredores ecológicos pueden evaluar los trazados potenciales entre zonas de campeo e identificar los lugares con mayor riesgo de aislamiento. Herramientas como Corridor Designer, CircuitScape o Linkage Mapper pueden advertirte de estos potenciales trazados entre zonas de campeo.
BARRERAS
Cualquier barrera territorial que suponga un obstáculo en la movilización de la especie hará que los individuos queden relegados sin permitir reflejar adecuadamente los resultados de los modelos de distribución potencial. Evaluar infraestructuras lineales naturales o antrópicas entre zonas de distribución o analizar cuellos de botella evaluando mapas de fricción territorial son vías de localización de barreras y ambientes hostiles.
LOCALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE ECOSISTEMAS CLAVE
Algunas especies tienden a regresar a ciertas zonas territoriales para desempeñar alguna función vital de su ciclo biológico. Migrar para reproducirse en los lugares de los que vino originalmente puede ser un ejemplo claro. Considerar la proximidad de estos lugares con ayuda de Conefor y herramientas de proximidad espacial, o evaluar un corredor de migración pueden ser algunas de las herramientas disponibles.