Nací un buen día del mes de abril en Madrid. En lugar de nacer con un pan debajo del brazo nací con una caja de óleos y acuarelas, motivo por el cual todo el mundo apostaba por que terminaría haciendo Bellas Artes y tendrían un Picasso. Error por su parte, la escultura, los carboncillos y los lapiceros de colores sólo eran un hobby y terminaría pasando los años dentro del mundo de los SIG.
Obsesionado con los animales y la naturaleza, quise ser veterinario. Fueron dos las intentonas hasta que, finalmente, se cruzó el medio ambiente de por medio. Estudié la licenciatura de Ciencias Ambientales en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, siendo la primera promoción de un híbrido universitario entre ingeniería química, biología y medio ambiente. Es aquí cuando se abrió el melón de los Sistemas de Información Geográfica en mi vida.
Mi primera asignatura en SIG (y primer contacto), terminó con un suspenso y un bonito “4” en la esquina superior derecha de mi examen. Siendo realista, la profesora no tenía mucho criterio en la docencia ni en la corrección. El segundo tropiezo llegó con una nueva asignatura donde el mítico ArcView se enfrentó a mi. Tras presentarme seis veces al examen prometí no dedicarme nunca a los Sistemas de Información Geográfica. En 2002 complementé mi formación en la Università Ca’ Foscari de Venecia, donde un tercer intento de la vida quiso volver a hacerme caer en estas tecnologías. En esta ocasión con el manejo de modelos cartográficos con EcoPath, Ecosim y Ecospace. Otro intento fracasado de los SIG por conquistarme y volviendome a casa parlando l’italiano.
Comencé mis andanzas laborales antes de finalizar la carrera donde, por desgracia, tropecé por cuarta vez con los SIG. La modelización 3D de un arboreto en la Reserva Ornitológica Acequilla del Henares (Madrid) se puso delante de mí para obligarme a seguir mirando con recelo la cartografía. Sin embargo, algo debió pasar para que ArcView empezara a ser mi amigo. Tras el proyecto de restauración de la Reserva Ornitológica llegó algo más grande. La cartografía del Atlas y Manual de Hábitats Naturales y Seminaturales de España. Durante un año recorrí a vista de pájaro la geografía española jugando con imágenes aéreas y haciéndome amigo del ya olvidado ArcGIS 8 y ArcView 3.2. Podría decirse que este fue el punto de inflexión donde caí rendido a los SIG y comenzaría mis andanzas por el mundo de la cartografía y la geografía.
Tras la tregua y mi amistad con los SIG llegaron a mis manos interesantes proyectos cartográficos que no han parado hasta hoy y que me han mantenido activo sin pegar ojo. Por mis manos terminó pasando la cartografía de espacios naturales protegidos de España, la gestión cartográfica de la Red Natura 2000 o la cartografía de distribución de especies del Inventario Español de Especies Terrestres. Di el salto a la elaboración de cartografía para proyectos de impacto ambiental y el análisis cartográfico en proyectos específicos flirteando con el Instituto Geológico y Minero de España, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, FCC, Dragados, Eptisa, Seiasa, Sirasa, Isolux, Canal de Isabel II, EPSAR, Confederación Hidrográfica del Ebro, AcuaTajo, AcuaNorte, Riegos de Navarra, Confederación Hidrográfica del Tajo, Empresa Pública de Obras y Servicios Hidráulicos de la Xunta de Galicia, Tedagua o Constructora San José.
En 2006 volví a la Universidad Complutense de Madrid para seguir estudiando, en este caso para sacar mis dotes como profesor y utilizar el GIS tanto como herramienta de análisis como elemento formativo. Desde entonces comencé a elaborar itinerarios formativos y a impartir docencia en diversas empresas de formación en SIG vinculadas con el medio ambiente, el territorio o la biodiversidad. Entre otros organismos donde he impartido formación se encuentra la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Complutense de Madrid, el Colegio de Ingenieros de Montes, la Universidad de Valencia, el Instituto Español de Oceanografía o el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
Empapado por los SIG salté a las últimas tecnologías haciéndome fanático de las aplicaciones adicionales ofrecidas por los Sistemas de Información Geográfica, como la Realidad Aumentada o los Drones. Un vicio caro de mantener pero gratificante desde el punto de vista de estimulación mental y profesional.
En 2013 pongo en marcha el Proyecto Pandora, una aplicación capaz de identificar elementos cartográficos vinculados con el medio ambiente a escala nacional, europea y mundial basada en diferentes aplicaciones temáticas (especies amenazadas, inventarios naturales, espacios protegidos, indicadores ambientales, infraestructuras antrópicas, etc). A fecha de hoy, me paso las noches sin pegar ojo, pegado al monitor jugando con cartografía mundial, planteándome análisis peculiares, o digitalizando mi propia cartografía temática.